Capítulo 165
Capítulo 165
Capítulo165
-St, no vale la pena-murmuró Clara distraidamente.
Rodrigo tomó un suspiro frío, la mirada de Clara en ese momento era muy triste y eso le rompía el
corazón.
Irene, ¿por qué no intentas amarme?
El ceño de Clara se frunció ligeramente.
-¿Por qué no intentas aceptarme? Aunque no soy una buena persona, estoy dispuesto a ser bueno
contigo.
¿Acaso no puedo competir con los demás? ¿No puedo estar a la altura de Alejandro?
-Rodrigo, realmente estoy muy cansada, muy cansada. Por favor, no me lo hagas más dificil.
Clara lo miró con ojos extremadamente sombríos.
-Irene… Rodrigo respiró entrecortado, lleno de dolor y ternura en su corazón.
-Es tarde, realmente quiero dormir. Regresa temprano.
Clara lo apartó y se dirigió lentamente hacia la habitación. 1
-¿Estás realmente saliendo con Diego? ¿Cuál es tu relación con él? ¿Estás realmente enamorada de
él o lo estás usando para vengarte de Alejandro?
Clara se sobresaltó de repente y apretó los puños en secreto. -No es asunto tuyo.
-En esta mansión no hay rastro de tu vida con Diego. Si él es tu novio, ¿cómo es posible que no
haya ni un par de zapatos suyos en la entrada? ¿Cómo es posible que no haya ninguna evidencia
de que estuviste con él aquí?
-Te lo repito, no es asunto tuyo. No necesito que te preocupes.
-Irene, no te hagas daño, no hagas tonterías-la voz de Rodrigo sonaba amarga y angustiada.
Clara apretó los labios y se fue sin mirar atrás.
Alejandro condujo desde la casa de Clara hasta Villa Mar, un trayecto de menos de una hora, pero
condujo durante dos horas completas.
+15 BONOS Un dolor de cabeza intenso le dificultaba ver claramente el camino y, sumado a la lluvia que dificultaba su visión, estuvo a punto de tener dos accidentes en el camino.
Alejandro irrumpió en su estudio y, mientras buscaba medicinas, volcó apresuradamente vasos y documentos en el escritorio. Finalmente encontró el frasco de medicinas y lo tragó sin siquiera tornar agua.
Sin embargo, a pesar de haber tomado el doble de la dosis, el dolor de cabeza no disminuyó en absoluto.
Alejandro, sabía desde el principio que eras tan despreciable… No debería haberme casado contigo.
Las palabras llenas de odio de Irene resonaron en su mente, y su robusto cuerpo se encogió en un ovillo, con un dolor de cabeza punzante y sudor frío en su frente.
En ese momento, Alba escuchó el alboroto y entró apresuradamente por la puerta.
Al ver la angustia de Alejandro, sus ojos se llenaron de lágrimas de preocupación.
-¡Señor! ¿Qué le pasa? ¿Le ha dado otro ataque?
Alejandro estaba aturdido, con dificultad para hablar con claridad: -Irene…
-¡Señor! Aguante un momento, voy a llamar al médico privado para que venga.
Alba, asustada y con el rostro pálido, salió apresuradamente de la habitación justo cuando sono
una llamada telefónica.
Era un número desconocido que no dejaba de vibrar.
-¿Quién es?
-Alba, soy yo-una voz suave resonó al otro lado.
-¿Señora? ¿Eres tú?- Alba estaba tan emocionada que se cubrió la boca, sin poder creerlo.
-Sí, soy yo, Irene.
-Señora, eres realmente tú, ¡qué bueno!
Alba se enjugó las lágrimas, sin poder contener su emoción. Por favor, salva al señor. ¡El señor
está sufriendo otro ataque! Está tan dolorido que habla incoherencias. Cuando usted estaba junto a
él, los ataques casi no volvian a ocurrir. Pero ahora, sin usted, empeoran aún más. ¿Qué podemos
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-Alba, no te preocupes, escucha lo que tengo que decir-Clara respíró profundamente, hablando con calma y de manera organizada. -Ve inmediatamente a mi habitación, en el cajón de la mesita de noche hay una caja plateada. Dentro encontrarás un conjunto de agujas de plata que solía usar para tratar la enfermedad de cabeza de Alejandro. Debajo de la caja hay un libro que detalla los métodos de tratamiento y las ubicaciones para la acupuntura. Recuerdo que estudiaste un poco de medicina en el pasado, así que la acupuntura no debería ser difícil para ti, ¿verdad?
Sé acupuntura, jiré ahora mismo!
-Y también, Alba, Alejandro se lastimó esta noche. Una rama de árbol le golpeó la espalda. Éllo está aguantando y no lo ha mencionado, pero creo que la lesión podría ser grave. En el cajón también tengo una pomada para tratar contusiones y golpes. Por favor, aplicasela más tarde. Si no mejora en unos días, llévalo a un médico, no quiero que se retrase el tratamiento.
-Si, lo anotaré todo, Señora-Alba se secó las lágrimas con fuerza, sintiéndose muy angustiada.
¡Qué buena chica era, cómo pudo el señor perderla así!
-Y hay una última cosa.
Clara guardó silencio por un momento, suspirando suavemente. -Lo que te mencioné sobre haber
llamado esta noche, por favor, no se lo menciones a Alejandro. Te lo ruego.