Chapter 27
Capítulo 27
Morgan estaba en el suelo, con una bolsa de basura negra en la cabeza y gimiendo de dolor, mientras Carol le propinaba una paliza.
Aunque no le pegaba fuerte, como si fuera una pelea de niños de primaria, Morgan igual gritaba por el dolor.
Después de todo, ella llevaba tacones altos.
Parecía que Morgan había bebido de más y no tenía fuerzas para defenderse.
Después de un rato, Carol tomó aire y hasta le hizo una mueca a Morgan antes de desplomarse en el suelo como si se hubiera desmayado..
Morgan se levantó quejándose, se quitó la bolsa de basura de la cabeza y exclamó:
“¡Maldición, quién fue! ¿Quién se atreve a pegarme, están buscando su muerte? ¡Voy a acabar con quien haya sido!”
Carol fingió despertarse y con dolor de cabeza, y le dijo con un tono de voz dramático:
“Señor Prieto, ¿qué pasó? Me duele mucho la cabeza, me siento como si alguien me hubiera golpeado.”
“Alguien me atacó, ¿viste quién fue?”
“No, yo también fui noqueada justo antes.”
“Maldita sea, alguien se atreve a arruinar mis planes y encima me golpea. No te preocupes, mi amor, ahora mismo llamo a alguien para que investigue, y cuando encuentre al culpable, acabaré con él.”
Morgan, maldiciendo, tomó su celular para llamar a alguien.
Carol se excusó para ir al baño, actuando como si estuviera asustada.
Pero en cuanto se dio la vuelta, cambió completamente, su rostro expresaba toda clase de improperios.
Aspen: “…”
Abel: “¿¡Qué!?”
¿Así también se puede?
Con solo pensar un poco, era obvio lo que había pasado: Morgan intentó abusar de ella, y como no se atrevió a enfrentarlo de frente, optó por una emboscada.
No sabía si debía admirar su inteligencia o su valentía.
Carol salió de detrás de la puerta de emergencia, todavía estaba celebrando internamente
zaña, cuando de repente vio a los dos hombres y su corazón se detuvo in palabras
Carambal
Aspen la miraba con el ceño fruncido, su mirada era de desdén, y su expresión era Indescifrable.
Abel le sonrió y la saludó, “Señorita Carol, nos vemos de nuevo.”
Carol intuyó que ellos habían visto todo y, nerviosa, tragó saliva. Antes de que pudiera hablar, la voz de Morgan llegó desde atrás,
*¿Abel? ¡Ah, estás aqui! Qué bueno, necesito que me ayudes a investigar, jacabo de ser atacado!”
Ayla había salvado a Miro, así que toda la familia Prieto se había beneficiado.
Morgan trataba a Aspen como si lo conociera de toda la vida y tampoco era un extraño para Abel.
Como solo podia ver a Abel desde donde estaba, le pidió ayuda.
Carol frunció el ceño, se sentia incredula al ver a Abel.
¡Ellos se conocian!
¿Podría ser más mala su suerte?
Viendo que Abel esperaba que Aspen hablara, Carol se acercó a este último y susurró en su oido de puntillas,
“Fue él quien intentó abusar de mi… no digas tonterias”
Aspen no soportaba que las mujeres se le acercaran demasiado, y una mirada de disgusto cruzó por su rostro mientras empujaba a Carol lejos de él.
Carol pensó que él no quería cooperar y rápidamente se aferró a su cuello, como un pulpo se aferra a su presa, y le dijo desesperadamente,
*Solo vine a hacer un trabajo extra, pero él me acoso, por eso tuve que…
defendiendo.”
“¡No me toques!”
me estab Original from NôvelDrama.Org.
“Tú… piensa en tus cincuenta millones, si me pasa algo, no verás ni un centavo.”
Aspen “¿Me estás amenazando?”
Su voz era fria, Carol se encogió de miedo, estaba a punto de explicarle cuando Morgan
se acercó,
“¿Ah, Aspen, tú también estás aquí? Tu…”
Carol, temiendo que Aspen la delatara, se acercó rápidamente y beaó sus lablos con un beso, cortándole la palabra.
Aspen “i!”
Abel !!
Morgan “;!”
El tiempo parecía haberse detenido. Nadie decía ni una palabra.
Las pestañas de Carol temblaban ligeramente y su corazón latía fuertemente.
No era el beso lo que la emocionaba, sino la tensión.
Sabía que este Morgan Prieto era un pez gordo y si descubría que ella había sido quien lo golpeó, su noche estaría arruinada.
Abel volvió en sí, y al ver que Aspen no había apartado a Carol, una sombra de cruzó su mirada..
¡El jefe estaba permitiendo que ella lo besara!
El viejo árbol de hierro finalmente floreció, ¿verdad?
¡Qué emoción sentía Abel por dentro!
Para que Morgan no se quedara de velador, lo arrastró para irse de alli.
“Señor Prieto, hablemos por aquí…”
“No es eso, es que Aspen él…
él..
Al ver que Morgan Prieto se alejaba, Carol finalmente pudo relajarse.