Resistiendo al amor de Mi Ex-Marido

Chapter 39



Capítulo 39

Bella se quedó helada.

Los catorce millones de dólares que le dio su abuelo los iba a usar para colaborar con Carlos, y la última vez había gastado por completo la tarjeta VIP de Pedro.

Ahora no tenía mucho efectivo disponible, asi que recibir esa cantidad de dinero sería de gra

ayuda.

Además, dado que su propuesta ya no tenía utilidad, si Banco de inversión Rentilla quería usarla, ella podría ganar algo de dinero.

Así que Bella preguntó sin rodeos: -¿Puedes agregar diez mil dólares más?

Pedro levantó la mirada hacia ella y dijo: -Si te importa tanto el dinero, ¿por qué antes fingías ser tan desinteresada y decías que no querías ni un centavo para gastos personales?

Cuando se casaron, Pedro le había pasado una tarjeta bancaria, diciendo que él se haría cargo de los gastos familiares, pero que no pensaba dejar que su matrimonio fuera una excusa para que ella lo controlara.

En ese momento, Bella había rechazado la tarjeta para demostrar que no estaba interesada en el dinero.

Desde entonces, había estado usando su propio dinero para comprar regalos para Pedro y para los gastos diarios.

¡Qué error!

-¿Qué tal si me pagas eso ahora?,–preguntó Bella, sondeando.

Como era de esperar, Pedro resopló fríamente: -¿Por qué debería darte dinero si estás planeando divorciarte de mi?

Como los hombres de negocios buscaban beneficios por naturaleza, Bella decidió not preocuparse por el asunto más, y dijo: -Está bien, trato hecho.

Pedro hizo una solicitud: -Después, tendrás que participar en el seguimiento del proyecto y ser responsable de modificar los datos relacionados con la propuesta.

-¿Estás decidida a no darme dinero? -Pedro se enfadó. -Ya te dije que no iba a trabajar en Banco de inversión Rentilla, y mucho menos participar en cualquier cosa relacionada con ellos.

Pedro, reprimiendo su creciente resentimiento, frunció el ceño y dijo: -Puedo hacerte una excepción y permitirte ser una inversora y participar en este proyecto. Esta es tu última. oportunidad. Si la rechazas, no servirá de nada que vayas a buscar a mi abuela.

-Incluso haces una excepción por mí, ¿necesitas que te esté eternamente agradecida?

En la mirada fría y enojada’de Pedro, Bella respondió con desdén: -No te preocupes, no iré a buscar a tu abuela, incluso si vienes a suplicarme, no iré.

Pedro ya no pudo soportarlo más. -Bella, ¿no es suficiente fingir ser tan arrogante? ¿Has dedicado tanto esfuerzo a hacer un plan solo por diversión?

Hoy llevaba una camiseta de manga corta color albaricoque, y desde esa perspectiva, Pedro podía ver claramente su delicada clavícula y una parte de su piel que apenas se vislumbraba. —¿Qué estás mirando? -Bella apartó su mano y abrió mucho los ojos.This content belongs to Nô/velDra/ma.Org .

Pedro le lanzó una mirada fría. -¿Por qué te vistes así si no quieres que la gente te mire?

Bella se sintió molesta de inmediato.

¿Cómo podía considerar inapropiada una camiseta tan normal?

-Las personas con mentes sucias ven suciedad en todo, -respondió Bella sin rodeos.

Pedro suspiró con resignación. -¿Ya no tienes intención de mostrar tus modales refinados? ¿ Ya no quieres fingir ser una dama como antes?

-No puedo creer que todavía creas que alguna vez tuve un lado refinado, se burló Bella. -¿ No has estado diciendo todo este tiempo que soy mala, sin ningún mérito?

Pedro respondió fríamente: -Puede que no conozca tus otros méritos, pero tus comentarios afilados y desagradables son insuperables.

-Lo tomaré como un cumplido, gracias, dijo Bella con sarcasmo.

Pedro no siguió discutiendo con Bella y volvió a tomar su computadora, mientras decía: —Tu propuesta ha sido enviada a Banco de inversión Rentilla, y después de la evaluación de varios ejecutivos, han decidido utilizar tu plan.

Bella no podía creer que Pedro hubiera enviado su propuesta a Banco de inversión Rentilla.

-¿No entendiste lo que te dije ayer? No tengo interés en trabajar allí. Sin mi consentimiento, no pueden usar mi propuesta.

Pedro miró su computadora y dijo con indiferencia: -El bono es de ciento cuarenta mil dólares.

Capítulo 39


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